Cuantas veces hemos oído aquello de “los ojos son el espejo del alma”. Y es que la mirada, y lo que esta transmite, va mucho más allá de su belleza intrínseca. Con ella delatamos nuestro estado de humor, nuestras intenciones o ideas sobre algo, y por desgracia, también delata los cuidados que nos procuramos. Unos ojos de aspecto cansado y envejecidos pueden dar una sensación de dejadez poco saludable que no necesariamente resuma nuestra realidad. Pero, hay otro dicho que dice “una imagen vale más que mil palabras”. La piel del contorno de ojo es hasta 10 veces más fina que la del resto del rostro. Esto hace que el riego sanguíneo de los pequeños capilares que la sustentan sea visible, generando las antiestéticas ojeras cuando su circulación no es la adecuada debido a múltiples factores como el cansancio, el alcohol y otros muchos hábitos poco recordables. También hay personas que las sufren marcadas por su genética, y en estos casos, no hay demasiada ayuda cosmética más allá de la vitamina K que incluyen algunos productos y/o técnicas de medicina estética. Las bolsas por su parte, son debidas al acúmulo de grasa bajo los ojos que se “hernia” hacia el exterior creando su antiestético volumen. En el caso de ser propensos a mostrarlas en ocasiones puntuales por retención de líquido en la zona, la solución pasa por evitar las comidas copiosas y los excesos de sal en general, y muchos otros pequeños gestos en particular (quizás motivo de otro post!). Lo que si podemos hacer todos de manera diaria, es utilizar productos específicos para esta zona, los ya conocidos por todos, contornos de ojos. Su especificidad se debe a las características propias de la piel del contorno descritas con anterioridad, las cuales hacen que los productos destinados al rostro sean demasiado grasos y oclusivos y que terminen fácilmente saturando esta piel y llegando al interior mismo del ojo. Ya sean específicos para tratar arrugas y líneas, bolsas, ojeras o todo al unísono, los contornos de ojos se han ganado un puesto de honor entre los cuidados indispensables del cavalieri moderno. La cantidad equivalente a un grano de arroz de producto aplicado a tecleteos sobre el hueso que enmarca el ojo será suficiente para ver la vida, “con otros ojos”.